27/2/12

Inventando una huida hacia adelante.


No dijo nada, solo siguió adelante, como si nada ni nadie pudiera impedirselo, siguió sus impulsos y se dejó llevar. Estaba harta de ser esa marioneta cuyos hilos estaban al alcance de cualquiera, harta de tener miedo a dar un mal paso, harta de cometer errores, harta de no reír, harta de no sentir lo que sentía antes, en definitiva harta de no ser ella.
Intentando escapar de toda aquella monotonía que la inundaba día a día, lejos de aquel lugar, lejos de aquella calle, lejos de aquella casa, lejos de aquella vida, se agarró fuerte a una mano que le dijo ven y sonrío para siempre. Tanto que su tristeza escondída apenas se percibía.

23/2/12


Dicen que cuando quieres algo de verdad, luchas por ello, vas tras ese objetivo aunque el tren acelere trepidante, tanto que vas perdiendo cosas de gran valor por el camino. 
Porque en el momento en el que frenas, en el que piensas y tardas en decidir, el tren se va y toca tomar otro que quizá no te lleve al mismo destino.
Hasta ahora siempre he ido frenando, mirando cada movimiento con cautela y empeñándome en seguir con cosas y personas que solo me hacían daño y cambiar de tren continuamente. Por eso, en este momento he decidido tomar un tren que va muy ligero, no sé dónde me llevará pero espero que sea el definitivo. Voy deshaciéndome de todo aquello que me impide continuar, voy sintiendo el vértigo de la velocidad, y aunque siento dolor por dejar muchas cosas atrás y el miedo de decir adiós siempre está presente, sé que es necesario porque si me aferro demasiado a mi pasado, puede que mi futuro no llegue nunca.

9/2/12

En busca de la felicidad.


El camino a la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas equivocaciones, existen semáforos llamados amigos. Luces de precaución llamadas familia. Cúmulo de tropiezos que se deben vencer para llegar al final.
Pero sólo se logra todo si tienes una llanta de repuesto llamada decisión, un potente motor llamado amor, un buen seguro llamado fe, y abundante combustible llamado paciencia.


8/2/12

Máscaras

  

Cada uno nos ponemos máscaras por diferentes motivos, algunas nos las ponemos porque es como queremos ser en realidad, otras nos las ponemos porque no soportamos enfrentarnos a lo que hay debajo o porque es lo que otra persona quiere que seamos.
A mí no me gustan las máscaras, ni aún las más bellas no saben de rubor ni de lágrimas, no les tiembla el mentón por el miedo a la desesperanza, en un mundo de caretas y apariencias, el mundo entre tanta hipocresía.             

  Y yo:
¿Qué puedo decirte para que olvides las prisas?
Para que cambies esa cara de sicario por una sonrisa.

Nebulosa Permanente

 
 No digas nada. Grita. Salta. Déjate llevar. Deja que sea tu cuerpo el que tome sentido, no hagas caso a las palabras, no son más que confusiones del alma. Sigue los momentos, pero no pienses. Vive. Y no pienses en lo que estás viviendo. Siente. Pero no hagas caso al corazón. Sigue tus instintos, al fin y al cabo son los que saben lo que necesitamos verdaderamente. Equivocate, pero no digas que te has equivocado. Tira otra vez, y empieza a jugar, que estúpido parece dejarse golpear por la masa anónima. No son más que masa, pero tranquila, estoy aquí. Puedes llamarme, no siempre me verás, pero estoy. No me maldigas, porque no me veas, siénteme. Puedo ver tu miedo, estoy en el punto álgido de tus vertigos. Tranquila. Extiende tu mano, llévala hasta el cielo, estoy ahí. Y ahora, ¿Me sientes? Estoy deslizándome entre tus dedos, paseo por tus cabellos, acaricio tu cuello, y me introduzco en tu cuerpo.
Y ahora no tengas miedo, no te preocupes, ya estoy dentro de ti.